El trabajo remoto se ha consolidado como una realidad permanente en muchas empresas alrededor del mundo. Lo que comenzó como una medida de emergencia durante la pandemia, se ha convertido en un modelo híbrido o completamente remoto que ofrece flexibilidad y reducción de costos operativos. Sin embargo, esta modalidad también ha abierto nuevas puertas a los ciberdelincuentes.
Las redes domésticas, los dispositivos personales y la falta de controles presenciales crean un entorno más vulnerable a ataques como el phishing, el ransomware y el robo de credenciales. Por ello, garantizar la seguridad en el trabajo remoto no es solo una cuestión tecnológica, sino también de cultura organizacional y buenas prácticas.
En este artículo exploraremos las principales recomendaciones que toda empresa y trabajador deberían aplicar para proteger la información en un entorno laboral descentralizado.
1. Uso de redes seguras
Uno de los mayores riesgos del trabajo remoto es conectarse a redes Wi-Fi públicas o no protegidas. Estas conexiones pueden ser interceptadas fácilmente por ciberdelincuentes.
Mejor práctica:
- Fomentar que los empleados trabajen únicamente desde redes seguras con contraseñas robustas.
- Configurar los routers domésticos con cifrado WPA3 y cambiar contraseñas predeterminadas.
- Evitar el uso de redes públicas para acceder a información corporativa, salvo que se utilice una VPN (Red Privada Virtual).

2. Implementación de VPN corporativas
Las VPN cifran el tráfico de datos entre el dispositivo del empleado y la red de la empresa, lo que dificulta la interceptación de información sensible.
Mejor práctica:
- Proporcionar a los trabajadores acceso a una VPN corporativa confiable.
- Configurarla para que se active automáticamente cuando el empleado acceda a recursos críticos.
- Monitorizar el uso para detectar patrones sospechosos de conexión.
3. Autenticación multifactor (MFA)
Las contraseñas, por sí solas, ya no son suficientes. Los atacantes utilizan técnicas de phishing y robo de credenciales para infiltrarse en los sistemas.
Mejor práctica:
- Implementar MFA en todos los accesos a aplicaciones corporativas, correos electrónicos y sistemas en la nube.
- Utilizar métodos complementarios como aplicaciones de autenticación o llaves de seguridad físicas, en lugar de depender solo de SMS.
4. Políticas claras de uso de dispositivos
El trabajo remoto ha impulsado la tendencia BYOD (Bring Your Own Device), donde los empleados usan sus propios dispositivos para trabajar. Aunque es práctico, puede generar riesgos si no existen controles adecuados.
Mejor práctica:
- Establecer políticas claras que definan qué dispositivos están autorizados.
- Instalar software de seguridad, parches y actualizaciones de manera regular.
- Implementar soluciones de MDM (Mobile Device Management) para controlar remotamente el acceso y, en caso de pérdida, borrar datos sensibles.
5. Cifrado de datos
Los archivos corporativos pueden estar en riesgo si se almacenan en dispositivos no protegidos. El cifrado asegura que, incluso en caso de robo, la información no sea legible para terceros.
Mejor práctica:
- Cifrar tanto los discos duros de los dispositivos como la información almacenada en la nube.
- Asegurar que los datos en tránsito (correos electrónicos, transferencias de archivos) también estén protegidos con protocolos seguros como TLS.
6. Capacitación continua en ciberseguridad
El factor humano sigue siendo el eslabón más débil. Los empleados pueden caer en trampas de phishing o descargar archivos maliciosos si no reciben formación constante.
Mejor práctica:
- Organizar talleres y simulaciones de ataques de phishing.
- Mantener campañas de concienciación periódicas con ejemplos prácticos.
- Incentivar la cultura de reporte inmediato ante cualquier actividad sospechosa.
7. Control de accesos y privilegios
No todos los empleados necesitan acceso a toda la información. Aplicar el principio de privilegio mínimo reduce la superficie de ataque en caso de que una cuenta se vea comprometida.
Mejor práctica:
- Segmentar accesos en función de roles y responsabilidades.
- Revisar periódicamente permisos y revocar aquellos que ya no sean necesarios.
- Implementar soluciones de gestión de identidades (IAM) para centralizar y supervisar accesos.

8. Copias de seguridad periódicas
El riesgo de ransomware y pérdida de datos aumenta con el trabajo remoto. Las copias de seguridad regulares aseguran la continuidad del negocio frente a incidentes.
Mejor práctica:
- Realizar backups automáticos en la nube o en servidores seguros.
- Asegurarse de que las copias sean inmutables y estén cifradas.
- Probar regularmente los planes de recuperación para garantizar que funcionen cuando se necesiten.
9. Supervisión y detección temprana
Las herramientas de seguridad avanzadas permiten detectar comportamientos anómalos antes de que se conviertan en incidentes graves.
Mejor práctica:
- Utilizar sistemas de EDR (Endpoint Detection and Response) para monitorear dispositivos remotos.
- Implementar plataformas SIEM que recopilen y analicen registros en tiempo real.
- Configurar alertas automáticas para responder de forma rápida a posibles intrusiones.

10. Cultura corporativa de seguridad
Más allá de la tecnología, la seguridad debe convertirse en un valor central de la empresa. Si los empleados entienden que proteger la información es parte de su responsabilidad diaria, las medidas técnicas serán más efectivas.
Mejor práctica:
- Promover la seguridad como parte de la cultura organizacional.
- Reconocer y recompensar comportamientos seguros.
- Establecer canales claros para reportar incidentes sin temor a represalias.
Conclusión
El trabajo remoto llegó para quedarse, y con él la necesidad de repensar la ciberseguridad empresarial. Las mejores prácticas, desde el uso de VPN y MFA hasta la capacitación constante y la cultura de seguridad, son esenciales para reducir riesgos en un entorno cada vez más descentralizado.
Invertir en seguridad no solo protege datos y sistemas, también preserva la confianza de clientes, socios y empleados. En definitiva, las empresas que integren la seguridad en el corazón de su estrategia de trabajo remoto estarán mejor preparadas para enfrentar las amenazas actuales y futuras.